El Celta

Una historia cordobesa

El restorán que superó un incendio y es un ícono de Córdoba

14/05/2021 | 12:00 | El Celta, una emblemática marisquería de la ciudad, sufrió un accidente en 1986 cuando estaban realizando remodelaciones en el edificio. El lugar fue recuperado y hoy es uno de los más icónicos.

Gabino Escribano y Julia Vázquez llegaron desde Galicia hasta Córdoba antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial. Unos amigos, que ya habían viajado hasta Argentina, les recomendaron la ciudad. 

Antes de llegar, tuvieron que casarse porque los padres de Julia no la dejaban viajar sin ese compromiso. Gabino tenía experiencia como mozo y Julia como costurera. Cuando llegaron a Argentina, alquilaron un bar que estaba frente a una fábrica.

Les daban desayunos y meriendas a los obreros cuando terminaban sus turnos. 

"Todo lo que lograron fue con mucho sacrificio. Son inmigrantes que venían a hacer la América", contó Gabino Escribano, nieto de ambos y quien está a cargo de El Celta.

Foto: Gabino Escribano (nieto de los pioneros).

El incendio

Una oportunidad golpeó sus puertas y decidieron alquilar el Hotel Castelar que aún continúa funcionando en la esquina de El Celta

En 1986, y con el negocio ya funcionando, Gabino y Julia decidieron volver a Galicia de visita. En ese momento, el hijo de ambos -también llamado Gabino- se hizo cargo del hotel.

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Él solía trabajar en la Bolsa de Comercio de Córdoba y nunca se había involucrado en el negocio familiar. Sin embargo, decidió hacerlo y, al ver que el lugar necesitaba algunos arreglos, decidió emprender remodelaciones sin decirle a sus padres.

Equipo de El Celta (Foto: Infonegocios)

En medio de las obras, uno de los trabajadores tiró una colilla de cigarrillos en un balde de barniz y provocó un incendio en dos pisos del hotel. Tres personas murieron en ese hecho. Sin embargo, Gabino no dijo nada hasta que sus papás volvieron a Córdoba.

Por suerte, el lugar tenía seguro y eso les permitió reconstruirlo.

Un proyecto que continuó creciendo

En el año 1995, lograron finalmente comprar la propiedad y empezar a remodelarla. En ese momento, ampliaron el hotel: compraron dos espacios que estaban detrás del mismo.

Lo último en adquirir fue una panadería, a donde hoy funciona el salón principal del restaurante. Gabino y Julia tenían una gran relación con los dueños del lugar. Incluso las medialunas y los panes que se servían en el hotel, eran producidos por sus vecinos.

Julia y su arte en la cocina

Si hay algo que nunca dejó de hacer, fue cocinar. Julia llegó a Córdoba y, todas las mañanas, se levantaba temprano para ir al mercado y poner manos a la obra.

Cuando pudo comprar el restaurante, tampoco dejó de hacerlo. Según cuenta su nieto, Gabino, la receta de la famosa paella que hoy está en la carta es la de ella.

Tenía carácter y mucho. Una vez, a sus 80 años, discutió con un cocinero y le dijo que se fuera. Ella misma se hizo cargo de la comanda de ese día. "No le tenía miedo a nada", culminó Gabino.