Curapaligüe, el paraje cordobés que nació y murió en 80 años

Curapaligüe es una estación ferroviaria ubicada en la localidad del mismo nombre, del departamento Presidente Roque Sáenz Peña. Fue inaugurada en el año 1886 por parte del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. Por sus vías corren hoy solo trenes de cargas.

"Hoy Curapaligüe es un pueblo en ruinas. La estación, la capilla y la escuela son los únicos tres edificios que se mantienen en pie", cuenta Fernando Gómez, profesor de Geografía, quien suele recorrer estos lugares junto a Nerea Rocha, oriunda de La Cautiva y a una materia de ser docente. Ambos dejan plasmados sus relatos en la página de Facebook "Pueblos y Estaciones de Córdoba".

Restos de una panadería del pueblo

Este lugar llegó a tener más de 1.000 habitantes. La estación se encuentra a 20 km de la localidad de Laboulaye y a 30 km de la localidad de General Levalle, en un tendido ferroviario que circula paralelo a la ruta nacional Nº7.

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"Llegamos por primera vez a Curapaligüe un domingo a la siesta y nos encontramos caminando por senderos que habían sido calles del pueblo y con construcciones totalmente destruidas y con una iglesia reconvertida en un taller", agregó Fernando.

Nos encontramos con las ruinas de un pueblo fantasma.

Antiguos aljibes del pueblo

Al llegar a la estación de tren, Fernando y Nerea golpearon con las manos. Esperaron y fueron atendidos muy gentilmente por uno de los pocos habitantes que continúan en el lugar.

Oscar Cambria les relató parte de su vida en el pueblo y en la estación. Él llegó a Curapaligüe el 13 de febrero de 1944, tenía 8 años. Su papá era ferroviario y, con el tiempo, él también trabajó en el ferrocarril hasta que se jubiló.

"Recuerdo a Curapaligüe con una extensa vida social, bailes, campeonatos de futbol, de bochas, carreras de caballos, muy entretenido eran esos tiempos. El tren fue importante, pasaban muchos trenes de pasajeros que venían de San Juan y de Buenos Aires”, les contó Oscar.

Además, les detalló que el pueblo tuvo una farmacia, médicos, almacenes de ramos generales de Miguel Cendoya, dos panaderías, carnicería, la fonda de Boyero, tiendas, entre otros.

Hoy Curapaligüe es un pueblo en ruinas: la estación, la capilla y la escuela son los únicos tres edificios que se mantienen en pie. Le tomó 80 años nacer, vivir y morir.

Curapaligüe terminó siendo un pueblo más, de los tantos que fueron desapareciendo del profundo sur cordobés. Hoy tiene dos habitantes de la estación luchan y permanecen en el lugar para evitar su saqueo. "Curapaligüe fue, lo que hoy no es", culminó Fernando.

Fotos: Facebook "Pueblos y Estaciones de Córdoba".

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