Palacio Paz, la magnífica mansión oculta en Buenos Aires

Por Micaela Rodríguez.
Fotos: Micaela Rodríguez.

Fue José Camilo Paz, el prestigioso periodista, político y fundador del diario La Prensa, quien ordenó a construir esta imponente mansión en 1890, pero que terminó de inaugurarse en 1914. En su momento fue una de las viviendas particulares más grandes de América del Sur. 

En la actualidad le pertenece al Círculo Militar (un club social y deportivo del ejército) y se puede visitar, transformándose en uno de los paseos imperdibles en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Para poder tomar dimensión de lo imponente de esta joya arquitectónica, el Palacio Paz tiene 12.000 metros cubiertos construidos y distribuidos en 140 ambientes (aproximadamente) en un edificio de cuatro plantas. Posee 5 o 6 comedores, 17 escalinatas, 10 ascensores y en los planos originales se contabilizaron 30 baños. Como si todo esto fuera poco, una de las fachadas de esta mansión se parece visualmente a la del palacio del Louvre, en Paris.

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Es que fue en ese país donde José Camilo Paz, que también se desempeñaba como embajador argentino, encontró su inspiración para construir su vivienda. El destino hizo que nunca viera su gran obra finalizada, ya que falleció dos años antes de la inauguración.

De todos modos, fue la viuda del periodista, Celmira Díaz, junto a sus hijos, quienes vivieron en el imponente Palacio Paz. El dato que se destaca de la época es que, pese a que era muy reducido el núcleo familiar que vivió en la mansión -no más de 10-, se necesitaban 70 personas para llevar a cabo las labores domésticas.

La visita guiada por el sector este del exclusivo Palacio Paz dura dos horas aproximadamente. Pero la extensión del recorrido depende de la cantidad de preguntas que los visitantes le hagan a Alicia Merlicco Pallarés, la guía del lugar. Ella es la persona que hace más de 20 años cuenta minuciosamente y con pasión, los detalles de cada gran salón.

En el Palacio Paz abunda el arte, el mármol, el detalle y la opulencia. Alicia sostiene que, si tuviera que destacar lo más importante de esta mansión, sería "la magnificencia de los salones, la calidad de los materiales, el arte soberbio del tallado en madera y que es nuestro, que está en Argentina. Amo el lugar”. Y se ríe. La sonrisa le emana de oreja a oreja porque es de esas personas que realmente disfrutan de su trabajo, y el de ella es de contar parte de la historia de un país.

“Quiero que se vayan con la idea de una Argentina que existió, que fue una de las grande potencias mundiales, en las que hubo un grupo de hombres que necesitaban y querían demostrarle al mundo que Buenos Aires ya no era la aldea que imaginaban desde el extranjero. Sino que era una ciudad bella, cosmopolita, habitada por familias que se ocupaban de embellecerla. Todas con el estilo aristocrático francés”, sostiene.

Los materiales con los cuales fueron construidos este lugar tan moderno para la época, fueron traídos de España, Italia, Francia y Eslovenia. Durante la visita uno puede recorrer diferentes salones que impresionan desde lo visual por sus estilos renacentistas y barrocos. Después de ascender por una gran escalera de mármol, donde se puede ver La Vendimia -un escultura del artista francés Francois Raoul Larche- comienza el recorrido por lo que fue una de las épocas doradas de Buenos Aires.

El recorrido por los salones principales transporta al visitante en un viaje en el tiempo. Hay un imponente Salón Blanco que se asemeja al Palacio de Versalles, y que era utilizado para el baile. Otro espacio con una acústica exquisita, que se usaba para cantar y entretener a los presentes. Mientras que también se recorre un gran comedor de estilo gótico que este revestido de madera de nogal. En este último espacio, el trabajo de tallado en madera es abrumador y sorprendente; tanto que para tal fin trabajaron 20 personas durante 8 años.

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Al final del recorrido, se ingresa a una imponente cúpula que causa admiración. "Acá, se van a emocionar un poquito", dijo Alicia a los visitantes, antes de abrir las puertas que conectaban con el "Hall de Honor", un gran salón que se usaba sólo para las presentaciones primarias entre los invitados y los dueños de casa. Y si, Alicia tenía razón.

Al ingresar al "Hall de Honor", uno mira automáticamente para arriba. Es que la cúpula por completa, que tiene un tamaño que se compara a un edificio de 7 pisos, es una obra de arte en sí misma. Los vitrales en lo más alto son los protagonistas. El visitante se queda perplejo al observar el trabajo en mármol de las paredes y lo soberbio del espacio. Aquí estuvo nada más ni nada menos que el Príncipe de Gales.

El Palacio Paz está ubicado en Av. Santa Fe 750, pero está oculto para el visitante que llega a la gran ciudad. Es imponente por donde se lo mire. Forma parte de una época dorada argentina que transporta al visitante en un viaje en el tiempo. Su conservación, por el arte que predomina en cada detalle, merece ser descubierto por el visitante.

Las visitas regulares se realizan martes, jueves y sábados. Valor de la entrada: desde los 1.300 pesos. Hay que reservar previamente a [email protected] 

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